La industria de seguros es importante para cualquier país y es por esa importancia y por su fortaleza, que es una industria que se puede tornar sumamente poderosa. Por eso es importante regularla vigorosamente y de forma independiente y poder escudriñar y separar los justos reclamos de aquellos que simplemente están motivados por el ánimo de lucro excesivo. La persona que ocupe la posición de Comisionado de Seguros y aquellas otras que dentro del gobierno tienen la responsabilidad de negociar con los aseguradores, tienen que tener total independencia de este sector. Lo contrario sería poner el cabro a velar las lechugas.
Al observar la situación dada a conocer recientemente sobre este sector y las claras contradicciones del actual Comisionado de Seguros – que proviene de esta industria y fue un alto funcionario de una de las compañías que ha admitido en los tribunales actos claros de compra de influencias – me vienen a la memoria algunos incidentes que me tocó atender como Gobernador.