Qué hay detrás de los tuits de Trump

Para entender lo que ha estado pasando en Estados Unidos en las últimas horas sobre Puerto Rico, mejor parafrasear la salsa de Willie Rosario: “De Nueva York a Washington un paso es”. Pero si lo queremos más gráfico, decir que Wall Street y los poderes plenarios duermen en la misma cama, es más atinado.
Mientras se llevan a cabo negociaciones entre el gobierno de Puerto Rico, la Junta de Control Fiscal y los bonistas y, paralelamente, el gobernador Rosselló presiona a Estados Unidos para que restituya fondos federales para la salud de los puertorriqueños y valide su plebiscito, el futuro del país se negocia a nuestras espaldas.

A principios de semana, el escenario era, negociaciones estancadas en Nueva York, en el limbo la solicitud de fondos adicionales para Medicaid y el plebiscito en capilla ardiente. Los asesores financieros del gobierno estaban en Nueva York, pero el gobernador decidió irse a DC a empujar los temas de status y salud, culminando su visita con una presentación ante el Heritage Foundation, una de las entidades más conservadoras de Estados Unidos, en la que bonistas y fondos buitres dictan la pauta. Entonces, todo se empezó a mover, pero, ¿hacia dónde?

Tanto el gobierno, como la Junta y los bonistas aceptan que no hay acuerdo ni tiempo. Pero, inexplicablemente, no se unen para pedirle al Congreso que extienda la protección que provee PROMESA para que Puerto Rico no pueda ser demandado por falta de pago. Dicha protección expira el lunes.

Afortunadamente, gracias a gestiones del senador Eduardo Bhatia en Washington, nos enteramos que hay una movida callada de los republicanos y los fondos buitres para quitarle a PROMESA la disposición que le permite a Puerto Rico invocar un mecanismo de quiebra, pero sin que se extienda la protección para que no nos demanden. Claramente, el plan secreto es quitar ambas protecciones, que es lo único “positivo” de PROMESA. La carnada para ese chantaje -del cual estaba al tanto la comisionada residente pero tampoco dijo nada- es asignar dinero a la Isla para salud bajo Medicaid.

Es en este contexto que tenemos que interpretar los tuits de Trump. Que este asunto haya llegado al radar del presidente es la evidencia de que esa negociación secreta está ocurriendo a espaldas nuestras y con el silencio cómplice de la Administración Rosselló.

No hay dudas de que hay demócratas que insisten en una asignación de fondos para el sistema de salud de Puerto Rico. Pero echarle la culpa a esos demócratas y a Puerto Rico de un cierre del gobierno federal, eso sí que es demasiado porque si Trump tuviera a todos los republicanos de su lado, no necesitaría de los votos demócratas.

Trump no tiene ningún compromiso con asignar fondos de salud a Puerto Rico. Su plan de salud para Estados Unidos implica reducir esos fondos, pero la posibilidad real de que se asignen dineros a la Isla solo estaría sobre la mesa si los republicanos entran en el juego y es claro que el juego de los republicanos lo dirigen los fondos buitres.

Quizás lo movida del chantaje se les ha caído, pero no deja de ser cierto que el Congreso tiene hasta la semana que viene para llegar a acuerdos que mantengan el gobierno operando y que Roselló sigue buscando apoyo para el plebiscito.

De Wall Street al Departamento de Justicia, un paso es.

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Publicada por El Nuevo Día interactivo el 27 de abril de 2017