LA ASAMBLEA DE STATUS – ¿Y AHORA QUÉ?

No hay dudas que el paso dado por el Gobernador Alejandro García Padilla y el Partido Popular Democrático de encauzar la discusión y eventual aprobación y convocatoria a una Asamblea Constitucional de Status es un paso histórico en la dirección correcta. Y de hecho, recomiendo llamarla Asamblea de Status en lugar de Asamblea Constitucional de Status, para evitar la demagogia de los que quieren aplicarle a este ejercicio las normas jurídicas de las convenciones constitucionales.
Nadie puede asegurar que la Asamblea de Status garantiza una solución definitiva a nuestra eterna discusión sobre este tema, lo que sí podemos asegurar es que los plebiscitos criollos o con el aval federal, no han funcionado ni van a funcionar. Los plebiscitos criollos que han realizados gobiernos estadistas y estadolibristas no han producido nada, como tampoco nunca se ha logrado que gobiernos demócratas o republicanos comprometan al Congreso y al Gobierno de los Estados Unidos a viabilizar plebiscitos vinculantes que los obliguen a tomar alguna acción posterior a la votación.

Quien diga que quiere resolver el status y se empeñe en más plebiscitos, federales o criollos, está deliberadamente engañando al país y a sí mismo. Llegó el momento de buscar nuevos caminos para viejos atolladeros, nuevas alternativas para solucionar viejos problemas. La ruta de la Asamblea de Status es la única que se ve en el horizonte. Vamos a caminarla juntos conscientes de sus ventajas y sus retos.

Por ser una alternativa que nunca antes se ha intentado en Puerto Rico -no olvidemos que la Asamblea Constituyente de 1950-52 fue totalmente distinta- la discusión de los próximos meses debe ser profunda y sosegada. No hay una sola persona en Puerto Rico hoy que tenga la respuesta a todas las interrogantes que genera llevar a cabo una Asamblea de Status. Tomada la decisión histórica de movernos en esta ruta, corresponde responder: ¿y ahora qué?

En este primer escrito luego de la acción tomada por la Asamblea General del PPD el domingo pasado, quiero aportar a la discusión algunos puntos que entiendo que deben ser atendidos y aclarados durante este proceso y, eventualmente, en la legislación que se apruebe. En blogs posteriores voy a elaborar sobre algunos de los puntos que detallo en esta agenda.

I. ¿Para qué es la Asamblea de Status?

Aunque muchos queramos afirmar que la Asamblea es para resolver el asunto del status, esa afirmación sería pretensiosa e irreal. Solo dos entes pueden resolver este tema: el pueblo de Puerto Rico y el Congreso de los Estados Unidos, y ambos se tienen que poner de acuerdo. La Asamblea de Status no puede imponerle una solución al pueblo de Puerto Rico y tampoco obligar al Congreso de los Estados Unidos a que acepte lo que se le propone.

Lo que haría la Asamblea de Status es elaborar y, eventualmente, ofrecer a los puertorriqueños una alternativa de solución a este tema y, si el pueblo aprueba esa alternativa en las urnas, la Asamblea serviría de interlocutor, a nombre del pueblo de Puerto Rico, para lograr una respuesta del Congreso y del Gobierno de los Estados Unidos. Para ambas funciones, la Asamblea de Status es mucho mejor que los plebiscitos que hemos tenido hasta ahora y que nos han llevado a nada.

II. ¿Cuál sería la agenda?

En primer lugar, debe quedar claro que la Asamblea de Status no puede tener como uno de sus puntos en agenda considerar el “status quo” o que las cosas se queden como están. Eso no quiere decir que esa alternativa no la tendrá el pueblo, lo único que significa es que dicha opción no sería parte de agenda de la Asamblea. Si los puertorriqueños quieren dejar las cosas como están porque consideran que esa es la mejor alternativa, así lo expresarán en las urnas votando en contra de la alternativa que presente la Asamblea.

Pero si el “status quo” no es parte de la agenda, entonces, cuál debe ser. Dejar este tema sin atender en la legislación sería una invitación al ningunismo, a lo que ya tuvimos que recurrir una vez como mecanismo de defensa nacional en un momento histórico muy particular. En Puerto Rico hay unas corrientes históricas que han formado parte de nuestro debate de status desde el momento mismo que este debate comenzó décadas atrás. La agenda de la Asamblea debe garantizar que esas alternativas se consideren: estadidad, independencia y un modelo nuevo de Estado Libre Asociado. En lo que se refiere al ELA, para que no haya dudas de que el “status quo” no es parte de la agenda, la legislación que autorice la Asamblea de Status debe establecer claramente que tiene que ser un Estado Libre Asociado no colonial y no territorial, fundamentado en la soberanía del pueblo, con el vínculo de la ciudadanía americana con los Estados Unidos. Sobre este importante tema abundaré en otro escrito.

Y anticipo que no le veo ningún problema a que se incluya la opción de libre asociación (sin ciudadanía americana) como una cuarta alternativa a discutirse en la Asamblea.

III. ¿Cuál debe ser la interacción con Washington?

Además de ser el ente que a nombre del pueblo de Puerto Rico le comunique al Gobierno de los Estados Unidos la decisión avalada en las urnas por los puertorriqueños, es importante que durante el proceso de discusión interna y deliberación de las alternativas, la legislación que se apruebe le reconozca y le encomiende a la Asamblea de Status el poder y la responsabilidad de interactuar con el Congreso y la Casa Blanca sobre los contornos y los alcances de las diferentes alternativas. El Gobierno de los Estados Unidos debe sentir durante todo el proceso que la Asamblea de Status es un ejercicio serio y que sus delegados son los representantes del Pueblo de Puerto Rico en este tema. El diálogo en ambas direcciones debe y tiene que ser continuo.

IV. ¿Cómo escoger los delegados?

Esta es, en definitiva, una de las preguntas medulares y cuya contestación ha de requerir mucho pensamiento y gran desprendimiento de todas las partes, especialmente, de los funcionarios electos y de los partidos políticos inscritos representados. A veces el primer paso para delinear lo que se quiere es dejar claro lo que no se quiere. No queremos que la Asamblea de Status sea una mera reproducción o copia de la representación que hoy se tiene en la Legislatura. No queremos que la Asamblea de Status esté nutrida única y exclusivamente de miembros que representan a los partidos políticos, porque entonces tendríamos en esa Asamblea una repetición del juego y el tranque político que vemos a diario en la Cámara y el Senado. No queremos que el resultado de la selección de los delegados predetermine el resultado de los trabajos de la Asamblea, sin que se den las discusiones profundas que el tema y el momento histórico exigen. Y, ciertamente, no queremos que la Asamblea de Status sea el foro al que se traslade el impase ideológico y político que hemos padecido ya por demasiado tiempo sobre este y otros temas de profunda importancia para el país.

Al precisar en la legislación cómo se eligen los delegados, tenemos que asegurarnos de que sea un proceso amplio que invite a que personas que de ordinario no participan de los procesos políticos se incorporen a este ejercicio histórico y que dicho proceso de selección rompa con los modelos tradicionales de escoger personas de los bastiones políticos tradicionales. Debemos propiciar un proceso de selección de delegados que le dé la confianza a cualquier estadolibrista, estadista o independentista de votar por un delegado que represente otra ideología, porque éste le convence por sus méritos, su capacidad y su seriedad para atender con profundidad y ecuanimidad un tema que de verdad necesita ya definición de cara al futuro.

Y más importante aún, ese proceso de selección de delegados tiene que invitar y motivar genuinamente a aquellos que no tienen posición sobre el futuro político de Puerto Rico, a involucrarse en el proceso y votar y seleccionar a aquellos delegados que consideren que mejor pueden aportar a esta discusión. Un proceso en el cual se propicie una representación justa de los diferentes sectores de nuestra sociedad que viabilice que personas e instituciones que históricamente han estado interesados y han estudiado este tema puedan llegar a ser parte de esta representación del pueblo.

Todos estos temas y otros deben ser analizados a profundidad en los próximos meses. Ya Alejandro García Padilla y el Partido Popular Democrático dieron el primer paso. Nos corresponde ahora, a todos los puertorriqueños, y repito a todos, continuar la marcha con seriedad y compromiso profundo con Puerto Rico y las generaciones por venir.