Veredicto

Anoche cuando me iba a acostar escribí una reflexión que la dejé guardada aquí en mi Black Berry. Es increíble que todo lo que he hecho en mi vida, en mis 47 años de existencia, y todo lo que podría hacer en el futuro está en manos de 12 puertorriqueños que jamás he conocido y de quienes no sé ni el nombre. Porque es más que mi libertad lo que está en juego, es mi dignidad, es el sentido de impotencia para miles que en la adversidad han confiando en mí. Es la amargura de mi familia y de los que me aman, es el futuro de mis dos hijos, es la vida misma de mi santa madre.
Pero tengo que ser quien soy, y si una de mis debilidades es confiar en la gente, pues tengo que confiar ciegamente en estos 12 puertorriqueños. Si he dado mi vida entera porque creo en este País, pues tengo que creer que esas ocho mujeres y esos cuatro hombres son reflejo de ese Puerto Rico al que tanto amo y he consagrado mi vida. Si me equivoco, será nuevamente basado en mis creencias. Que Dios me proteja.

Lo primero que quiero decir es precisamente darle las gracias al Dios Todopoderoso, que me ha acompañado a mí, a mi familia y a mucha gente de este pueblo puertorriqueño, en esta jornada que no fue de un mes, fue de cuatro años.

Quiero dar las gracias especialmente a mi familia: a Piti, por esa fuerza que ha demostrado; a mis hijos Gabriela y Juan Carlos, que tengo que decir que se han crecido en esta adversidad; a mi santa madre, que en los momentos más difíciles nos da la fuerza a nosotros; mis hermanas; la familia extendida. Quiero dar las gracias to the best team of lawyers in the world… al mejor equipo de abogados, que se entregaron: a Tom, a Brad, a Harry, a Joe, a Norina, Julia, Sarah, Betsy – Anibal’s Angels se llaman en la oficina-.

Gracias a todo este pueblo, gente humilde y sencilla, que de diversas formas, y tengo que decirles que una de las formas que todas las noches recargaba baterías era leyendo los mensajes de Facebook. A esos amigos verdaderos, algunos que vienen de toda la vida, otros los he hecho en el caminar, en mi vida política y profesional. Aníbal José Torres, a Jossie, a Juanita, que son parte para mí de mi familia y que se mantuvieron ahí, al lado mío.

Yo quisiera que esta experiencia nos sirviera para aprender, aprender de nuestros errores. Yo he aprendido de mis errores. Aprender de la fuerza que tiene la verticalidad y la valentía.
Aquí hay una mujer al lado mío, pequeña, pero de un temple, de un corazón, una verticalidad y, sí, de una honestidad inquebrantables. Nadie sabe de las presiones a que fue sometida. Lo único que le pedían era que mintiera.

Espero que el pueblo de Puerto Rico aprenda de esta lección. La verdad se defiende contra quien sea. No hay enemigo poderoso cuando la verdad y la justicia están del lado de uno. Salir corriendo, para eso no fue que Dios nos dio voluntad para actuar. El pueblo de Puerto Rico aprenda esa lección. Que mi Partido Popular Democrático entienda que para andar hacia delante no se puede tener miedo.

A los que se prestaron y fabricaron esta patraña, allá ellos con su conciencia y con su responsabilidad profesional. A los que se hicieron eco, y comunicaban rumores y rumores, patrañas y patrañas, allá con su responsabilidad, con su conciencia.

A los que me preguntan qué voy a hacer ahora, ciertamente se imaginan. A los que me preguntan qué voy a hacer ahora, yo regreso.