Hoy, Puerto Rico vive uno de sus momentos más oscuros. Un gobierno que responde a unos pocos y es sordo, indolente e insensible ante los muchos. Una crisis local agravada por una crisis mundial. Un Gobernador atascado en las soluciones elitistas republicanas que empobrecieron a la clase media americana y quebraron al Mundo.
Ante esto, nuestro pueblo agoniza y se desespera. Por primera, vez se siente totalmente solo y sin voz. No vemos la luz al final del túnel.
Mañana jueves tenemos una oportunidad de encender esa luz fuerte y brillante que nos guie y nos devuelve la esperanza. Mañana no se trata de partidos ni de líderes. Se trata de unidad de propósito. Se trata de responder a ese llamado de luchar por nuestro País, por nuestra dignidad. De reclamar nuestra voz, la de cada trabajador desplazado, de cada madre luchadora, de cada estudiante que anhela progreso en su tierra. La voz que todos tenemos en la democracia pero que requiere que la defendamos todos los días.
Yo siento una gran fe y confianza en Puerto Rico. En nuestra capacidad de unirnos y levantarnos. En nuestra historia de lucha sin violencia, pero con valentía, firmeza y determinación. Puerto Rico no se quita.
Mañana todo puertorriqueño que pueda caminar y asistir debe estar en la marcha. Que sirva para ver la luz al final del túnel. Que cada puertorriqueño sienta la fuerza de la unidad de voluntades. Que nuestros hijos vean que Puerto Rico es primero y por él luchamos. Hagámoslo en paz y con alegría. La alegría de ver que estamos dispuestos a rescatar y sanar a Puerto Rico y a defender el derecho al trabajo y al progreso de cada puertorriqueño.
Aunque no físicamente, estaré allí con toda las fuerzas de mi alma. En este momento lo que yo haga no es lo verdaderamente importante o noticioso. El importante eres tú. La noticia eres tú. La noticia es la fuerza y unidad de nuestro pueblo.