Nuestro Partido Popular…

A menos de dos semanas para las elecciones, quiero hablarle directamente a los miles de puertorriqueños que creen en el Partido Popular.  Puerto Rico y el PPD atraviesan circunstancias difíciles y la verdad es que este no es el momento de tapar el cielo con la mano, porque en la dificultad uno tiene que reafirmarse en lo que uno es, en lo que uno cree y en lo que uno representa.  
Hablo por derecho propio pero no lo hago con regocijo, sino por obligación, porque el partido y los populares no merecen ser caracterizados por el escándalo de estos meses.
 
Defender y abrazar corruptos y oportunistas no está en nuestro “job description”. Al contrario, estoy convencido de que nos sentimos obligados a combatirlos y repudiarlos. En el PPD hemos recibido durante más de un año un bombardeo de la oficina de la fiscal federal que ha sido aceptado y generalizado por la prensa, de que Anaudi Hernández era un “recaudador del PPD”.  Presidí la colectividad dos veces y en esa misma cantidad de veces presidí su conferencia legislativa, además de dirigir la portavocía en la Cámara de Representantes desde una posición de minoría y la verdad es que nunca, en ninguno de todos esos años, esa persona fue recaudadora del PPD.
 
Un recaudador del PPD no es un paracaidista, que llega de momento para aprovecharse de tal o cual circunstancia, sino una persona que tiene vínculos institucionales con el partido que van más allá de quién es el candidato a la gobernación o a cualquiera de las otras posiciones electivas. Es una persona cuyas aportaciones van más allá de aportar y recaudar dinero, sino que se hace presente en cada uno de los eventos y retos importantes que tiene nuestro partido.
 
Yo nací en este partido y llevo toda mi vida adulta vinculado a él. Trabajé con Rafael Hernández Colón, Victoria Muñoz, Héctor Luis Acevedo y Sila Calderón, entre otros líderes. El tal Anaudi nunca levantó un centavo para ninguno de ellos y tampoco fue un recaudador para Héctor Ferrer cuando el PPD estaba en sus manos. Aunque es de Aguadilla, nunca se vinculó a nuestros candidatos a alcaldías y nunca lo vi en una caravana o caminata de ninguna campaña. Su mansión de millonario la construyó, sabe Dios cómo, pero no fue por vínculos al partido. 
 
La realidad es que Anaudi fue recaudador solamente en la campaña del 2012. Su vínculo fue personal y usó sus pretensiones profesionales para aprovechar y colarse. Usó su dinero y su vida ostentosa para agenciarse la amistad de algunos y de ahí, montar un esquema corrupto. Lamentablemente, unos pocos políticos cayeron en sus garras, pero NO el PPD.
 
Si como popular te repugna lo que hizo Anaudi, no sientas vergüenza, todo lo contrario, indígnate, porque así no es tu partido. Anaudi es la excepción que valida la norma de lo que verdaderamente es el PPD.  Tú sabes que el PPD no es el partido que lleva a sus legisladores en una guagua a defender a un compañero corrupto, sabes que no es el que le fabrica una pensión ilegal a un gobernador; sabes que no es el partido del gobernador que cuando sale del poder, se va a trabajar a una firma a la que él mismo le dio millones de dólares en contratos con fondos públicos.  Si como popular sientes asco por Anaudi, es, precisamente, porque eres un buen popular.
 
Nuestro partido es de líderes como Churumba, José Aponte y Willie Miranda, que murieron con las botas puestas, viviendo modestamente. De líderes como José Carlos Aponte y William Miranda que heredaron de sus padres esa verticalidad. De líderes como David Bernier, Héctor Ferrer, Eduardo Bhatia, Aníbal José Torres, Carmen Yulín, Luis Vega Ramos y otros muchos, que han dedicado su vida al servicio público y no a servirse.

El PPD ha luchado toda su vida por mayor gobierno propio para Puerto Rico, algo que en este momento nos han arrebatado con PROMESA; es el que siempre ha luchado contra todos los discrímenes, antes por nacimiento y clase social y hoy, en favor de los inmigrantes y por la igualdad.  Nuestro partido, desde doña Inés para acá, ha sido el muro de contención en contra del asimilismo y la destrucción de nuestra identidad.
 
Popular, ¿que los retos son grandes? Claro que sí. ¿Que te debe dar coraje con los que te han fallado? Por supuesto.  Pero siempre siéntete orgulloso de ser popular.
Como dice nuestro Himno de la Vergüenza, “no hay dinero que compre mi conciencia ni razón para entregar yo mis derechos. Adelante hermano puertorriqueño, adelante, adelante, popular”.