Me reafirmo en que las escoltas policíacas son un privilegio que los ex gobernadores no necesitan y por el cual el País no debería tener que pagar ni un solo centavo. Las decisiones del Tribunal Supremo, aunque hay que aceptarlas y respetarlas, pueden ser buenas o pueden ser malas, pueden ser sensibles o pueden ser insensibles y pueden ser afortunadas o bien desafortunadas. En lo que a mi respecta, no necesito las escoltas y no las aceptaré.