Desde el pasado viernes Puerto Rico se ha confrontado con una nueva realidad: un gobierno que ha tomado la decisión de «resolver» los problemas presupuestarios tirando al desempleo a 17 mil puertorriqueños, todos empleados públicos, pilares de nuestra clase media tan maltrecha. Desde el viernes me he debatido sobre si debo expresarme sobre esta tragedia en este momento, pero las historias de dolor humano que hemos visto y escuchado, la falta de sensibilidad ante el dolor y el sentido de desesperanza en el País, me obligan a hacerlo y a compartir contigo algunas reflexiones.
Cómo uno enfrenta los retos de la vida, en gran medida lo predetermina de dónde uno viene y cuál es la visión de mundo que se tiene. Ahí está la diferencia de cómo enfrentamos los retos en el pasado y lo que hoy estamos viviendo.
¿Es el despido de empleados públicos la solución correcta? Cuando fui Gobernador y tuvimos que enfrentar la crisis presupuestaria me hice la misma pregunta y la contesté en la negativa. Mis razones entonces para rechazar el despido de empleados públicos son las mismas para oponerme hoy. Nuestro mayor problema económico no es que el gobierno sea demasiado grande sino que el sector privado es demasiado pequeño. Despedir empleados públicos en momentos en que el sector privado no está creciendo es una invitación para agudizar la situación económica. Hoy la situación es todavía más complicada, porque no se trata solamente de que el sector privado no crece sino de que tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos, el sector privado está decreciendo.
Esa posición fue validada recientemente en un informe publicado en mayo de 2009 por el Centro para una Nueva Economía (CNE), una organización sin fines de lucro que realiza análisis económicos y presupuestarios independientes. En ese informe, el CNE analiza los datos sobre la cantidad de empleados públicos que hay en Puerto Rico y los compara con los que hay en Estados Unidos. El informe dice específicamente:
«Contrario a lo que es la percepción generalizada, si comparamos el número de empleados públicos en Puerto Rico a nivel estatal y municipal por cada 100 habitantes con el de Estados Unidos la diferencia no es tan significativa. En 2006 (último año para el que se tiene la data) había 19, 327,000 empleados estatales y locales en los Estados Unidos para una población de 299, 157,000. Esto nos da 6.46 empleados estatales y locales por cada 100 habitantes. De acuerdo a la Junta de Planificación, en 2006 había 287,000 empleados estatales y municipales de una población de 3, 928,000 habitantes en Puerto Rico. Esto nos da un ratio de 7.32 empleados estatales y municipales por cada 100 habitantes en Puerto Rico. Por ende, aunque el ratio es levemente mayor en Puerto Rico la diferencia no es tan grande como usualmente se ha proyectado. Esta información apoya la aseveración de que el problema en Puerto Rico es que el sector privado es relativamente pequeño y no que el gobierno es demasiado grande». (Traducción y énfasis nuestro)
Segundo, un empleado público que es cesanteado y que no puede conseguir un empleo en el sector privado se convierte en una carga económica para el gobierno. Además de seguro por desempleo y PAN, ese empleado público pierde su plan médico y como consecuencia pasa a ser un participante del plan de salud del gobierno. En muchos casos, si ese empleado público tenía a sus hijos en una escuela privada, los tiene que mover a una escuela pública, aumentando las presiones presupuestarias sobre el sistema público de enseñanza, y ni mencionar lo que pasa si pierde su casa o su carro. Al final del día, un empleado público que es despedido y se convierte en un desempleado es una carga presupuestaria aún mayor para el gobierno.
Pero la tercera y principal razón por la que me opuse y me opongo al despido masivo de empleados públicos es porque son seres humanos, hombres y mujeres decentes, que en lugar de estar viviendo de la dependencia aceptaron el reto de trabajar y luchar para ser autosuficientes. Ayer vi en televisión una mujer llorando diciendo exactamente eso, que estaba echando hacia adelante a sus hijos con el trabajo que le quitaron el viernes y que el gobierno parece que ahora quiere que ella viva del mantengo. Esas 17 mil personas no son un número ni una estadística, son madres, padres, hijos, abuelos, hermanos, tías, vecinos, amigos. Si un gobierno, el que sea, les dio la oportunidad de trabajar, es deber del gobierno buscar las formas correctas de protegerles ese empleo.
¿Es el gobierno el problema? Obviamente, el Gobernador Fortuño tiene una visión diferente de la vida y del gobierno. Su visión de mundo y de gobierno es la visión republicana, aquella que entiende que el gobierno es un impedimento y que la salvación a todo está en el sector privado. En su toma de posesión el Gobernador Luis Fortuño dijo: «Eres tú mismo quien ha llegado al convencimiento de que el gobierno ha dejado de ser la solución a tus problemas y en vez se ha convertido en el problema que juntos tenemos que solucionar».
Ese pensamiento sale directamente de la frase de Ronald Reagan, «government is the problem», fundamento de una filosofía republicana y conservadora de gobierno que hoy está muy desprestigiada en los Estados Unidos y en el Mundo. En momentos en que el gobierno de Estados Unidos (y muchos gobiernos a través del Mundo) han tenido que salir a salvar al sector privado de la banca, los seguros y al sector automotriz, me resultó sumamente revelador y preocupante que estas fueran las primeras palabras del nuevo Gobernador. Para él, esos 17 mil puertorriqueños, como empleados públicos eran parte del problema y ahora en la calle, él cree que serán parte de la solución.
¿Cuán importante es la justicia social para el gobierno? Nuevamente aquí volvemos a la visión de la vida y del gobierno que se tiene. Es dramático que la mayoría de los despidos que se han hecho y que se han anunciado son de entre los empleados más humildes – miles de conserjes y empleados de mantenimiento – y han ocurrido en las agencias de atención a los sectores más necesitados de nuestra sociedad. Nuevamente, es obvio que ha prevalecido la mentalidad republicana de gobierno. Las agencias que dan servicios a los ancianos, a las mujeres, a las comunidades especiales y a las familias más necesitadas, son las más afectadas por estos despidos y en muchos casos la agencia o el programa, prácticamente, han desaparecido. Igual está ocurriendo en las agencias que promueven las artes y nuestra cultura. Esto no es accidente, nuevamente responde a la visión de País que se tiene y al rol que basado en esta visión se le adjudica al gobierno. No olvides que para los republicanos si los pobres son pobres es por culpa de ellos. Such is life.
¿Dónde está la sensibilidad? Decirle a los miles de puertorriqueños y puertorriqueñas que se quedaron sin trabajo y a sus familias que «lo peor ya pasó» es de por sí un acto grave de falta de sensibilidad. ¿Qué lo peor ya pasó para miles de personas que no saben cómo van a pagar su casa, su carro ni la escuela de sus hijos? ¿Qué lo peor ya pasó cuando no se tuvo ni tan siquiera la sensibilidad de evitar que parejas fueran despedidos a la vez? ¿Qué lo peor ya pasó si luego del empleo lo próximo que van a perder es su seguro médico? ¿Qué lo peor ya pasó cuando el País se confronta con la Navidad más triste en muchos años? Esa insensibilidad también la hemos visto en la forma privilegiada en que los miembros de alto nivel en esta administración tratan a familiares y allegados. Todos los asesores del Gobernador Fortuño ganan hoy muchísimo más ingreso que lo que ganaban mis asesores (incluyendo los tres que están bajo investigación y que fueron relevados de sus responsabilidades principales de asesoría, pero no relevados de sus sueldos). El «Chef Ramiro» de la Fortaleza gana cerca de $2,000 mensuales MÁS que el chef anterior y el mismo cuadro lo vemos en prácticamente todas las agencias y corporaciones públicas. Los jefes ganan muchísimo más que lo que devengaban los que tenían esas mismas posiciones en el pasado gobierno.
Se que hay mucho dolor y tristeza en el pueblo de Puerto Rico. Además del dolor de los afectados, hay un dolor todavía más profundo y peligroso: el que surge del sentido de impotencia y la falta de esperanza. A todos los puertorriqueños y a todas las puertorriqueñas les recuerdo que el ejercicio democrático no se limita al ejercicio del derecho al voto cada cuatro años. Defender y reclamar los derechos y la dignidad individual y colectiva tiene que ser un ejercicio diario. Te lo puedo asegurar, a mayor injusticia, mayor tiene que ser nuestra determinación de luchar. Ejerce, reclama, defiende tus derechos y tu dignidad. No pierdas la esperanza y lucha. No te quites.