Lo bueno, lo malo y lo feo

En Casandra la semana pasada, comenté y analicé las consecuencias devastadoras que tuvieron y siguen teniendo las políticas festinadas de Pedro Rosselló. La realidad es que todos los gobiernos posteriores al de Rosselló, incluyendo el de Luis Fortuño, sufrieron las consecuencias de esas políticas y tuvieron que buscar recursos para pagar por lo que Rosselló dejó sin pagar y para tratar de cubrir el déficit estructural que produjo la Tarjeta de Salud y otros de sus proyectos. Hasta Rosselló, la norma histórica había sido que un gobernador saliente dejaba el dinero asignado para sus obras, si no le daba el tiempo de inaugurarlas en su término, y entonces las inauguraba el próximo gobernador. Así fue, por ejemplo, el Puente Teodoro Moscoso, inaugurado por Rosselló, pero para el cual Rafael Hernández Colón dejó el financiamiento resuelto. Con Rosselló, la ecuación cambió, y para mal. Los gobernadores siguientes terminaron de construir sus obras pero además tuvieron que buscar los fondos para pagarlas, porque él no se preocupó de ello.
En ánimo de entender cómo llegamos a dónde estamos y encontrar la ruta correcta hacia el futuro, propongo que demos una mirada objetiva a las transacciones financieras que le correspondió hacer a mi gobierno.

Con frecuencia leo y escucho que mi gobierno tomó prestado más de $17 mil millones en emisiones de bonos, pero el análisis no pasa de ahí. Sin embargo, si se profundiza vamos a encontrar que de las emisiones de bonos que se le atribuyen a mi cuatrienio (ver tabla adjunta), cerca del 50% de los fondos de dichas emisiones fueron para pagar deudas contraídas en cuatrienios anteriores al mío o fueron emisiones que no comprometieron al Gobierno de Puerto Rico. Eso significa que, en realidad, el cuatrienio 2005-2008 tuvo uno de los crecimientos más bajos en deuda nueva y la mayoría de esa nueva deuda se invirtió en proyectos de infraestructura para los cuales sí se dejó fuente de pago. Varios proyectos de infraestructura que inauguró Fortuño fueron iniciados durante mi administración y todos tenían fuente de pago.

Veamos lo bueno, la malo y lo feo del financiamiento público, aunque no, necesariamente, en ese orden. Durante mi cuatrienio, se destaca entre el listado de emisiones de bonos, la que se hizo en marzo de 2006 por $468 millones, que se utilizó en su totalidad, para pagar la deuda en que se había incurrido con el Banco Gubernamental de Fomento bajo Pedro Rosselló para construir el Centro de Convenciones que hoy lleva su nombre. En palabras sencillas, Rosselló comprometió a Puerto Rico con esa obra sin poner un solo centavo y le tocó a mi administración buscar los dineros para pagarla. Feo.

En diciembre 2005, la Agencia de Financiamiento Municipal del Banco Gubernamental de Fomento hizo una emisión de bonos de $413 millones para pagar préstamos de años anteriores a los municipios. Nuevamente, se trató de una gestión financiera para pagar deuda contraída antes de yo ser gobernador y que tampoco tenía fuente de pago. Entre esa deuda municipal, había $90 millones de deuda vieja del municipio de San Juan y $53 millones de deuda vieja del municipio de Bayamón. Malo.

En el blog anterior hice referencia a la mala «herencia» de Rosselló en Acueductos. Sus consecuencias todavía se están pagando. En marzo de 2008, mi administración tuvo que hacer una emisión de bonos de $1,300 millones para que la AAA pagara $850 millones que se le debía a Citigroup y el resto fue para pagarle al Banco Gubernamental de Fomento. Esos eran dineros que la AAA había tomado prestado en años anteriores a mí gobierno y no tenía como repagarlos. Desde 1995, bajo el gobierno de Rosselló, la AAA no había podido ir al mercado de bonos debido a su mala administración, pero había seguido tomando prestado sin identificar fuentes de pago. A mi gobierno le correspondió resolver ese problema heredado. Nuevamente, malo.

Pero donde más se dramatiza el problema de la deuda vieja es en las emisiones de COFINA, que ascendieron a $5,200 millones durante mi término. El producto de esas emisiones de bonos se utilizó para pagarle al Banco Gubernamental de Fomento y sus subsidiarias la deuda extraconstitucional que se había acumulado de años anteriores. Como expliqué antes, la deuda extraconstitucional es una criatura de la administración Rosselló, es deuda que se paga solo de asignaciones legislativas que nunca se incluyeron en los presupuestos y que desde entonces estaba afectando las finanzas del BGF. El propio «prospectus» de esas emisiones, es decir el documento que por mandato de ley federal obliga a describir el propósito de una emisión de bonos, evidencia claramente que no se trataba de dinero nuevo para ser «gastado» por mi gobierno, sino, ‘for the purpose of financing the payment of certain debt obligations of the Commonwealth outstanding as of June 30, 2006 which are payable to GDB and PFC. Such Commonwealth debt obligations, which are payable solely from legislative appropriations, are generally referred to as the «extra constitutional debt’. COFINA se creó bajo mi gobierno para resolver el problema heredado desde que Rosselló se inventó financiar la Tarjeta de Salud con líneas de crédito, una mala práctica administración pública que replicó con otras de sus iniciativas. En mi gobierno, actuamos para resolver lo feo y lo malo.

Pero como discutí en mi anterior blog, tomar prestado no es lo malo. De hecho, la mayoría de las veces es la mejor forma de construir obras de infraestructura, de la misma forma que refinanciar la casa es, muchas veces, la mejor forma de hacerle mejoras al hogar. Lo que se construye es un activo, no es un gasto. La casa sube de valor y el país también. El problema es construirlo sin tener como pagarlo. O peor, construir lo que no se puede pagar, lo que está por encima de nuestras capacidades.

Ejemplos de lo bueno, son las emisiones de la Agencia para el Financiamiento de la Infraestructura (AFI) y del ELA que se hicieron durante mi administración. Con esos fondos se hicieron obras como, la ampliación del Hospital Pediátrico del Centro Médico y del Centro de Trauma en el Centro Médico de Río Piedras, mejoras sustanciales al Centro Médico de Mayagüez, la reconstrucción del Parque Cholo García de Mayagüez, donde los Indios han celebrado varios campeonatos y el Parque Centroamericano a su lado, que permitió celebrar los Juegos Centroamericanos del 2010, así como la construcción del Parque del Litoral también en Mayagüez.

De la misma forma, estos dineros permitieron las mejoras sustanciales que se hicieron a todas las carreteras de acceso a la Sultana del Oeste, así como la terminación de las obras de construcción del Coliseo Raymond Dalmau en Quebradillas, donde los Piratas celebraron su campeonato el año pasado; y la conclusión de la construcción del Centro de Bellas Artes de Humacao. Se pudo también terminar las mejoras a la Sala Sinfónica del Centro de Bellas Artes de Santurce y avanzar las obras de construcción del nuevo Conservatorio de Música, así como el inicio de la esperada y necesaria canalización del Rio La Plata, la conclusión de la Ruta 66 y el inicio de su expansión, entre otros proyectos. (1)

La mayoría de los proyectos iniciado bajo mi administración los inauguró Fortuño, pero todo el dinero y el financiamiento se consiguieron bajo mi gobierno. De hecho, hasta el Gobernador García Padilla ha inaugurado alguna de las obras que se iniciaron y se dejaron adecuadamente financiadas bajo mi mandato. Así es que debe ser, que cuando se termine una obra y vaya a ser inaugurada, ya la forma de pagarla este aprobada y se sepa cuánto costó, aunque la inaugure el próximo gobernante. Eso es lo bueno.

Por lo malo y lo feo, como construir sin fuente de pago, acreditarse la obra pero que la pague el próximo, iniciar programas con líneas de crédito, es que llegamos donde estamos. Aprendamos de la experiencia. La crisis que sufrimos hoy debe servir para que nuestra democracia crezca y madure. Tenemos que asegurarnos de que nuestros gobernantes expliquen con claridad cómo se va a pagar lo que prometen. Queremos que nuestros gobernantes hagan obra, pero que al irse no nos las dejen ahí, como un desastre. Eso es lo que hay que dejar atrás.

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(1) Como dato curioso, que merece recordarse, al hacerse la última emisión de bonos del ELA durante mi cuatrienio, en septiembre de 2008, las casas acreditadoras de Standard and Poor´s y Moody´s le dieron al crédito del ELA una perspectiva estable. (Pueden ver los informes en http://goo.gl/TaMT95 y en http://goo.gl/QEHKEq). Inclusive, luego de las elecciones, el 22 de diciembre de 2008 Standard and Poor´s se reafirmó en su perspectiva estable. (http://goo.gl/z3mX9w) Algo muy diferente sucedió al final del cuatrienio de Luis Fortuño, cuando el 13 de diciembre 2012 cambio la perspectiva a negativa. (http://goo.gl/xV3ZiJ).