Hace poco más de 24 horas, al momento de aterrizar el avión en el cual me dirigía hacia Filadelfia para unas reuniones con el Presidente Electo, Barrack Obama, mi Blackberry comenzó a vibrar como poseída. Todavía dentro del avión, empecé a leer los mensajes, atónito y confundido. Email1313s de mis sobrinos, de Juanita, de algunos amigos, con preguntas, con afirmaciones, con bendiciones.
Mire a Piti y le dije: «no sé lo que está pasando, pero parece que desestimaron algunos cargos». Seguí leyendo los mensajes hasta que llegué al de Tom Green. En ese preciso momento, sonó el teléfono. Era mami, llorando de la emoción.
Más allá de llamar a mis dos hijos, a familiares y algunos amigos, completé mi agenda de trabajo en Filadelfia tal y como estaba programada, sin cambio alguno. Una reunión de gobernadores demócratas con Obama y una cena de gobernadores anoche y una reunión de gobernadores y gobernadores electos (demócratas y republicanos) con Obama hoy, a la que acudió también el gobernador electo de Puerto Rico, todo sobre los difíciles momentos que vive la economía de los Estados Unidos y, obviamente la de Puerto Rico.