Dirijo este escrito a los populares definidos en su forma más amplia. A los que forman parte de las estructuras de base de este partido, a los que elección tras elección votan por este partido y a los que en algún momento han votado por este partido aunque en otros momentos han tenido o tienen dudas. No escribo estas líneas pensando en los que ocupan posiciones electivas o de liderato en el PPD, aunque obviamente, por ser populares, también les hablo a ellos. Y lo hago por la inmensa deuda de gratitud que tengo con ustedes, los populares, que siempre estuvieron ahí, a mi lado, en las buenas y en las malas. Les aseguro que lo hago con un alto sentido de responsabilidad y compromiso con el Partido Popular y con Puerto Rico.
Lo primero es entender el momento que vivimos. Nadie puede negar ni dudar que Puerto Rico esté viviendo momentos de crisis como nunca antes vistos en nuestra historia moderna. En circunstancias como las nuestras, en cualquier sociedad del mundo muchas de sus instituciones se enfrentan a serios cuestionamientos internos y al escarnio público. Esos escenarios son consecuencias lógicas de crisis mayores. En Puerto Rico, la crisis económica y gubernamental que tenemos se refleja y se desdobla en una crisis de muchas instituciones, incluidos, obviamente, los partidos políticos.
Los dos partidos políticos principales en Puerto Rico -el PPD y el PNP- viven momentos de cuestionamientos internos y externos, viven momentos de crisis. Esa es la verdad y tenemos que entender lo que está ocurriendo como algo natural y tener la madurez colectiva para enfrentarnos a esos retos sin resentimientos y sin esperar o buscar soluciones mágicas. Cómo el PNP atiende su crisis es su asunto, aunque al final el país pague las consecuencias; pero cómo atendemos la crisis los populares, eso sí que obviamente me preocupa igual que a ti.
Me parece estar viendo desde la distancia que la respuesta a la crisis de nuestro partido es quién gana el juego de sillas: es decir quién aspira a un puesto público y para qué posición. Sin embargo, estoy convencido de que el asunto es más profundo y de eso se trata esta carta.
Si nuestro país está en crisis, lo primero que tú, como popular y puertorriqueño tienes que preguntarte y preguntar es: ¿cómo nuestro partido y sus líderes nos va a sacar de la crisis? ¿Cómo vamos a impulsar rápidamente nuestra economía y hacerle justicia a la clase media? ¿Cómo vamos a enfrentar lo que se nos viene encima en el área de la salud? ¿Qué vamos a hacer si el gobierno de Estados Unidos no responde a nuestros reclamos? ¿Qué reformas profundas tenemos que hacer para que una vez salgamos de la crisis, no volvamos a cometer los mismos errores? ¿Cuál es el sistema educativo que queremos y cómo lo vamos a construir? ¿De qué forma vamos a dotar a Puerto Rico de una infraestructura moderna de energía eléctrica y acueductos, más barata que la que tenemos y amigable con el ambiente? ¿Cómo vamos a transformar un aparato gubernamental anquilosado que se resiste al cambio?
Para contestar estas y otras preguntas es que hacen falta los partidos políticos y los líderes, no para ganar elecciones para derrotar al contrario. Primero deben venir las contestaciones a las preguntas y luego llenamos las sillas con los que nos van a ayudar a convertir en realidad esas respuestas.
Pero los populares tenemos que contestarnos también algunas preguntas al interior de nuestro partido. La primera y más fundamental: ¿cómo nos distinguimos y nos diferenciamos del PNP? Responder esta pregunta es impostergable y trasciende las personas porque va a la esencia de lo que queremos, como institución, ser para el país.
¿Es el Partido Popular que queremos un partido estrictamente neoliberal, en el que las fuerzas del mercado, por si solas, se encargan del desarrollo económico y la justicia social; o somos -en la mejor tradición democrática- un partido social demócrata, que entiende y ve al gobierno como un activo de la sociedad que apoya la empresa privada pero siempre enfocado en levantar a los desventajados y a los que luchan? ¿Cuál es el rol que entendemos que debe tener el gobierno en el desarrollo económico del país? ¿Aspiramos a generar más riquezas en Puerto Rico, pero como partido, nos da lo mismo quién se quede con esa riqueza o, es nuestra aspiración una distribución más justa de la riqueza que generamos? Y obviamente, tenemos que contestarnos cuál es el tipo de relación económica y política que queremos con Estados Unidos. Ya nadie duda que Estados Unidos sea en parte responsable de la crisis que vivimos y tiene que ser parte de la solución.
Pero más allá de la crisis, están estas otras interrogantes que también necesitan reflexión y respuestas: ¿Creemos como partido que el desarrollo económico futuro sostenido es posible con las herramientas económicas que tenemos hoy? ¿O llegó la hora de enfrentar la realidad y reconocer que Estados Unidos nos niega las herramientas que necesitamos y nos trata con desdén y como una colonia? ¿Vamos a continuar callados y conformados cuando documento tras documento del gobierno federal (incluyendo el más reciente Plan de Obama) se describe y se trata a Puerto Rico como un mero territorio? ¿Vamos a ir a Estados Unidos a pedir favores o a reclamar lo que nuestro pueblo merece y necesita? En fin, ¿vamos a seguir con la retórica de que todo se resolvió en 1952 y solo hacen falta algunos ajustes al ELA, o estamos listos para denunciar por todos los medios que la agenda de un estado libre y asociado con Estados Unidos está inconclusa porque ellos han faltado a su palabra?
Te escribo estas líneas porque estoy convencido de que tenemos que contestar todas estas preguntas y exigirle a los que aspiran a diferentes posiciones en nuestro partido a que las contesten también. Con las preguntas, entonces tú y solamente tú, vas a estar en posición de llenar las sillas. Vamos a decidir a dónde vamos y luego decidimos quienes nos pueden llevar a ese Puerto Rico, quienes tienen la experiencia, la capacidad y el carácter para hacerlo. Cuando tú te puedas contestar estas preguntas, entonces procede hablar de cómo vamos a ganar las próximas elecciones. No podemos seguir poniendo la carreta delante de los bueyes.
Voy a compartir contigo algunas reflexiones estratégicas que he tenido sobre el momento que vivimos. Por ser el Partido Popular el partido de gobierno, es evidente que la crisis nos da más duro. Los puertorriqueños quieren saber y los populares tenemos que decirles si queremos que el próximo cuatrienio sea una continuación del presente, o si queremos presentar cambios y ajustes profundos a lo que se ha hecho en estos cuatro años. Y repito que me refiero a asuntos sustantivos y no a quienes serán nuestros candidatos.
Incluso si Alejandro decide aspirar a la reelección y lo respaldamos, hay que explicarle a la gente si le vamos a ofrecer una repetición de lo que se ha visto o si se puede hacer una oferta sustantiva y de estilos diferentes. Alejandro y el partido pueden decidir mantenerse en la ruta del norte marcado o pueden reconocer los errores cometidos y articular una serie de cambios en prioridades y enfoques de cara al futuro. La experiencia puede servir para repetir o para hacer las cosas distintas. Si algo he aprendido durante esta crisis y otras que me ha tocado vivir, es que no todo lo que uno creía que estaba bien lo estaba y que ante eso, es mejor rectificar.
Si el candidato es otro, todas las preguntas que he formulado son igual de válidas. Si a lo que aspiramos como populares es a una continuación de lo hecho, pues las opciones de candidatos deben ajustarse a eso; pero si lo que queremos son ajustes significativos al camino que llevamos y enmendar errores, pues los candidatos tienen que representar eso.
Y antes de concluir, permíteme unas líneas sobre las encuestas y sobre quién es el dueño del PPD. Toda mi vida política he utilizado las encuestas como instrumentos para mejorar la comunicación con el pueblo, pero no han sido la base para tomar decisiones fundamentales. Cuando fui presidente del PPD la primera vez y en 1998 llegó el momento de decidir qué hacer con el plebiscito de status de Rosselló, nuestras encuestas internas decían que la columna de ninguna de las anteriores (o quinta columna), tenía un respaldo de solo 4%. A pesar de ello y convencido de que era lo correcto, le recomendé al partido que abrazara la quinta columna y lo que ocurrió después es historia. Más recientemente, cuando el referéndum de enmienda constitucional sobre la fianza y para reducir la cantidad de legisladores del 2012, líderes de nuestro partido decidieron que había que apoyar dichas enmiendas porque, según las encuestas, tenían un apoyo del 80% de los puertorriqueños. Sin embargo, muchos como tú y yo entendimos que enmendar nuestra Constitución era algo demasiado serio como para decidirlo por unas encuestas. Este es otro ejemplo en el que nuestro país se creció y derrotó ambas enmiendas.
En el plano personal y durante la campaña de 2004, acepté la candidatura a la gobernación sin tener ni una sola encuesta en mis manos. Recuerdo que cuando recibí mi primera encuesta, un año antes de las elecciones, el asesor americano que había contratado me dijo en broma y en serio, si hubiese visto esta encuesta antes quizás no te hubiese aceptado de cliente. Obviamente, usé esa y otras encuestas para mejorar mi comunicación con la gente, pero sin rendir mis principios y el resultado, pues tú lo sabes. Exactamente lo mismo le sucedió a Carmen Yulín en su pasada campaña para la alcaldía de San Juan. Ella aceptó el reto sin tener una encuesta y recuerdo muy bien su rostro cuando recibió los resultados de su primera encuesta y estaba rezagada. No obstante, ella estaba clara en lo que ella entendía que representaba para San Juan, y los sanjuaneros se lo reconocieron. En esencia, cuando nuestro partido ha tomado decisiones, solamente, basado en encuestas, la realidad es que nos hemos equivocado y más importante que una encuesta es la visión de qué queremos para nuestro partido y para Puerto Rico y quienes representan ser mejores opciones para esa visión. Las encuestas son para ayudarnos a ser relevantes en el sentir de la gente, no para imponernos decisiones ante falta de visión.
Y un punto final sobre la cúpula de los partidos. Las directrices las das tú, que eres el dueño del partido. Los líderes te tienen que responder a ti y no al revés. Las opiniones del gobernador, de los exgobernadores, alcaldes, legisladores y funcionarios a sueldo del partido son importantes pero no son determinantes. La historia reciente de Partido Popular está llena de ejemplos. A la quinta columna se opuso la mayoría de los alcaldes igual que a las enmiendas constitucionales de 2012, pero fiel a tu partido, tú votaste con la libertad de tu conciencia. Y todavía más dramático fue el resultado de plebiscito de status de 2012 cuando miles de populares salieron a votar por Alejandro, por su alcalde popular y sus legisladores populares, pero en la papeleta de status, más de cuatrocientos mil votaron libremente por el ELA-Soberano. Ese es tu partido popular, esos son los populares que yo conozco y de los que viviré eternamente orgulloso y agradecido. Eso es lo mejor que tiene nuestro Partido Popular.
Te invito a que usemos esta crisis para crecernos y para hacer crecer a nuestro partido para que vuelva a ser un instrumento de progreso para todos los puertorriqueños. Ese es mi llamado y mi consejo a ti, popular. Adelante, populares, adelante.