En 1989, Hugo nos sorprendió luego de más de 50 años sin la visita de un huracán. En aquel momento no estábamos preparados, pero supimos levantarnos y nos superamos.
En los 20 años después de Hugo, el gobierno de Puerto Rico y su oficina para el manejo de emergencias (Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Desastres) ha hecho avances extraordinarios en el desarrollo de planes, compra de equipo y adiestramiento de empleados. Y de la respuesta de los trabajadores de la Autoridad de Energía Eléctrica durante ese periodo, ni hablar, hasta sus vidas han ofrecido para reestablecer los servicios. Podemos decir sin miedo a equivocarnos, que la Oficina para el Manejo de Emergencias y Desastres de Puerto Rico y los celadores de líneas de la AEE son de los mejores en el hemisferio. Los hemos visto operar con excelencia una y otra vez. Yo puedo dar fe de la calidad de ese equipo de trabajo. Cuando llegué a la gobernación en el 2005, encontré un personal con vasto conocimiento, listo y comprometido con Puerto Rico. Todo esto con una coordinación eficiente con el Servicio Nacional de Meteorología. Esta realidad la ha visto el pueblo puertorriqueño, no importa quién haya sido el Gobernador o de qué partido.
Ante esa realidad de la experiencia de superación, el nuevo desastre gubernamental de esta administración en el manejo del paso del huracán Earl, desafía explicación. Es el mismo patrón que hemos visto en el pasado año y medio en prácticamente todas las gestiones gubernamentales: desastre en la economía, desastre en la lucha contra el crimen, desastre en el inicio de clases, etc. Y siempre responsabilizando a otros. Ahora la culpa es del Servicio Nacional de Meteorología (pero olvidan que su director es el mismo hace más de 20 años) y de los árboles (bueno, los árboles son los árboles y han estado ahí por años y no crecieron de forma diferente en el último año y medio).
Sin embargo, lo que pasó con Earl nos debe causar a todos mucha preocupación, empezando septiembre y viendo los vientos que se avecinan. Un aviso de tormenta para toda la isla es eso, un aviso de tormenta para toda la isla. Y se actúa sobre eso inmediatamente, no cuando ya se convirtió en huracán y está a la vuelta de la esquina.
Yo le aconsejo a esta administración que escuche el consejo de los expertos que saben de estos temas y están preparados, aunque no vienen de la empresa privada. Aquí no hay espacio para la incompetencia. Sr. Gobernador, no busque las culpas donde no están. Asuma su responsabilidad y deje a estos empleados públicos hacer su trabajo. Estaremos en mejores manos.