Señor presidente, señores embajadores, representantes de las diferentes naciones del Mundo:
Mi nombre es Aníbal Acevedo Vilá. Comparezco ante este comité por tercera ocasión. La primera vez fue en 1997 cuando vine en mi carácter de presidente del Partido Popular Democrático para denunciar el intento del Congreso de Estados Unidos de aprobar una medida legislativa, conocida públicamente como el Proyecto Young (HR 856), que renegaba de las posiciones históricas que Estados Unidos había asumido respecto a Puerto Rico y diseñaba un camino involuntario para llevar a la isla a solicitar su admisión como estado federado de Estados Unidos. Eventualmente, dicha propuesta murió sin ser convertida en ley.
En el 2008 regresé como gobernador de Puerto Rico y presidente del Partido Popular Democrático. Dicha comparecencia la provocó dos informes emitidos por la administración del presidente George W. Bush, en los cuales Estados Unidos reclamaba que dicha nación mantenía poderes plenarios sobre la nación puertorriqueña. Poderes plenarios es el término que usa la Constitución de Estados Unidos para referirse a lo que en el Mundo se conoce como poderes imperiales y/o coloniales. En esa ocasión le reclamé a este comité que hiciera un requerimiento formal a Estados Unidos para que explicara las crasas inconsistencias entre sus posturas de la década de los 50 y las posturas asumidas en esos dos informes. Además, que este comité elevara una petición para que la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas incluyera en su agenda el caso de Puerto Rico.
Hoy, regreso como exgobernador y expresidente del Partido Popular, pero más que nada me presento ante ustedes como puertorriqueño muy preocupado por el futuro de mi país. Han sido tres comparecencias en tres décadas consecutivas, pero con un mismo hilo conductor. Primero, por unas acciones del Congreso de Estados Unidos que no llegaron a concretarse; segundo, por las expresiones formales del jefe de la rama ejecutiva de Estados Unidos que no fueron acompañadas de acciones concretas, y ahora, casi veinte años después de la primera comparecencia, ya no es en respuesta a expresiones o informes, sino a acciones concretas que van contra nuestra dignidad y nuestra democracia.
No voy a usar mi tiempo limitado para analizar o resumir los acontecimientos de este año 2016, ni para recriminaciones a este comité. Tampoco vengo a re-litigar los acontecimientos de 1950 al 1953, pero hay unos hechos inexpugnables que no puedo dejar de destacar: en este año los tres poderes constitucionales de Estados Unidos han dejado claro que Estados Unidos continúa teniendo poderes plenarios sobre Puerto Rico y que está dispuesto a ejercerlos. De hecho, mientras estamos aquí, el presidente Obama, personalmente, intenta que el Senado de Estados Unidos apruebe el Proyecto de la Cámara 5278, (llamado PROMESA) y que ya fue aprobado en la Cámara de Representantes, el cual constituye un ejercicio descarado de los poderes imperiales y coloniales de Estados Unidos sobre Puerto Rico. Ese proyecto revoca los niveles limitados de gobierno propio y autonomía que Estados Unidos había delegado al pueblo de Puerto Rico.
Y como dice un conocido refrán entre abogados puertorriqueños, a admisión de parte, relevo de prueba. Ya no queda mucho por litigar, lo que corresponde ahora es actuar y por eso estoy aquí hoy: para que esta Organización de Naciones Unidos ejerza sus mejores oficios y presione a Estados Unidos para que inicie a la mayor brevedad posible un proceso de descolonización política y económica de Puerto Rico. Para movernos hacia delante, solicito y reclamo a este comité que adopte e impulse la siguiente agenda:
1. Que este comité tome las acciones y expresiones recientes de las tres ramas constitucionales del gobierno de Estados Unidos como una admisión de que Puerto Rico no ha alcanzado el nivel de gobierno propio con el cual Estados Unidos se comprometió con Puerto Rico y la ONU, en el proceso de 1950 a 1953, y que culminó con la aprobación de la Resolución 748 (VII) del 27 de noviembre de 1953 de Asamblea General de las Naciones Unidas.
2. Que este comité exprese que estas acciones, expresiones y admisiones de las tres ramas del gobierno de Estados Unidos tienen el efecto de retrotraer la situación internacional de Puerto Rico al nivel de la existente antes de 1952 y como consecuencia lógica de esto, se invite al gobierno de los Estados Unidos a que comparezca ante este foro para que explique los pasos que dará para remediar la presente situación colonial.
3. Que ante este nuevo escenario, este comité le recomiende al pleno de la Asamblea General una discusión separada del caso de Puerto Rico, y que si Estados Unidos se niega a aceptar las consecuencias internacionales de sus admisiones recientes, la Asamblea General solicitará una Opinión Consultiva a la Corte Internacional de Justicia, de forma similar a como lo hizo en el caso del territorio de África del Sudoeste (hoy Namibia), a través de la Resolución 338 (IV) de 1949.
4. Que este comité exprese su repudio enérgico a las acciones del gobierno de Estados Unidos al pretender aprobar el Proyecto de la Cámara 5278, por ser un ejercicio burdo de su poder colonial sobre Puerto Rico y una revocación unilateral de los restringidos poderes de autogobierno que Puerto Rico ha alcanzado. Que, si este proyecto se convierte en ley, este comité, en el descargo de su responsabilidad, visite y sesione en Puerto Rico para que examine directamente el efecto colonial de esta ley sobre nosotros. Una cosa es que la comunidad internacional denuncie y reconozca la condición colonial de Puerto Rico y otra es que se haga de la vista larga cuando Estados Unidos actúa como un imperio y ejerce abusivamente tales poderes coloniales.
5. Que este comité le reclame al gobierno de Estados Unidos que se comprometa con el pueblo de Puerto Rico y con la comunidad internacional a cesar de tener y ejercer sus poderes plenarios en un plazo máximo de 5 años.
6. Que este comité ejerza sus mejores oficios para propiciar un diálogo entre el gobierno de Estados Unidos y el pueblo de Puerto Rico para adelantar y alcanzar un verdadero proceso de auto-determinación.
Imponer a Puerto Rico la responsabilidad de resolver este asunto es no, solamente, injusto, sino contrario a derecho y a la propia naturaleza humana. De la misma forma que no se le podía imponer a un esclavo la responsabilidad de resolver su situación de esclavitud, no se le puede exigir a un pueblo al que se le han negado los más básicos atributos de soberanía para determinar su destino, que asuma la responsabilidad de resolver esa situación a la misma vez que se le niegan los atributos necesarios para actuar. Estados Unidos tiene que asumir la responsabilidad de resolver la presente situación colonial y hablarle con claridad al pueblo de Puerto Rico sobre cuáles son las opciones que está dispuesto a que formen parte de este dialogo-negociación. Ese diálogo debe incluir que Estados Unidos defina con claridad las condiciones políticas, jurídicas, económicas y culturales que está dispuesto a negociar con el pueblo de Puerto Rico y propongo que debe abordar, entre otros temas, los siguientes:
a. si Estados Unidos está dispuesto a integrar a Puerto Rico como un estado federado de esa nación, y cuales serían las consecuencias económicas y culturales de dicha integración;
b. cuáles serían los contornos jurídicos y económicos de una asociación política digna, (Estado Libre Asociado Soberano) con atención especial a la realidad política y jurídica de que por más de cinco generaciones los puertorriqueños han sido ciudadanos americanos por nacimiento y que hay más de 8 millones de puertorriqueños alrededor de mundo que tienen la condición dual de ser puertorriqueños y ciudadanos americanos y que jurídicamente esa ciudadanía no les puede ser quitada; y,
c. cuáles serían las medidas económicas transicionales hacia una eventual independencia.
Repito, llegó el momento de actuar.
Muchas gracias.